Por encargo de ProWein, la Universidad de Geisenheim encuestó a finales de 2021, por quinta vez, a expertos de 48 países diferentes de toda la cadena de valor añadido del sector vinícola. Entre los participantes se encuentran productores de vino de los países vinícolas más importantes del Viejo y Nuevo Mundo, exportadores, importadores, minoristas de vino y representantes de la gastronomía y hostelería. El informe continúa la serie temporal única del indicador de mercado de la ProWein del sector vinícola internacional desde 2017 y mide la importancia de los retos a los que se enfrenta el sector después de dos años de pandemia.
El enfoque temático del ProWein Business Report recae en la importancia y la implementación de la sostenibilidad en el sector vinícola. Estudia si la sostenibilidad ha perdido importancia durante la pandemia y qué medidas concretas ya se han implementado en cuanto a la sostenibilidad en el sector vinícola. El ProWein Business Report es el primer estudio internacional que reúne evaluaciones del sector sobre la importancia actual y futura de la viticultura certificada ecológica y sostenible. En particular, explora la cuestión de cómo se puede comunicar la sostenibilidad de forma más efectiva a los consumidores. «La importancia sobre la sostenibilidad para el sector vinícola se refleja en el alto índice de participación de casi 3000 expertos internacionales», subraya la profesora Simone Loose, directora del Instituto sobre la gestión del vino y las bebidas de la Universidad de Geisenheim. «El sector se enfrenta al reto de adaptarse al cambio climático y, al mismo tiempo, ser más ecológico y sostenible, además de convencer a los clientes de que lo es. Esto solo será posible si el sector aúna fuerzas y los productores de vino, así como los minoristas de vino y los restauradores, consiguen comunicar esta sostenibilidad de forma creíble».
BLOQUE TEMÁTICO 1
El clima en el sector
Se espera que la situación económica actual del sector vinícola sea mejor que durante el primer año de la pandemia.
El comercio vinícola internacional se ha recuperado y el sector se muestra positivo en los tiempos posteriores a la COVID-19.
Los fallos en la cadena de suministro y los aumentos de los costes son los mayores retos a los que se enfrentan.
Seis de cada diez productores vinícolas dicen que el cambio climático es una gran amenaza.
La situación económica se está recuperando y es mejor de lo esperado
«El esperado empeoramiento de la situación económica no ha sucedido: el sector del vino ha mejorado en 2021 en comparación con 2020».
Desde el 2017, el ProWein Business Report mide la situación económica actual y las expectativas económicas del sector vinícola. En 2020, el primer año de la pandemia, el sector seguía mostrándose pesimista sobre el futuro. En contra de todo pronóstico, el 2021 supuso una gran recuperación del sector vinícola, pero aun así, todavía no se ha conseguido la buena situación económica en la que se encontraba antes de la pandemia. Las expectativas para el 2022 siguen siendo positivas. Los productores vinícolas españoles e italianos en particular, confían en un nuevo aumento de la demanda de vino tras la pandemia. En cambio, los productores franceses se muestran menos optimistas debido a las pérdidas de cosechas a causa de las heladas tardes. En general, los productores alemanes se muestran más prudentes. El comercio vinícola y los restauradores esperan que la situación de 2022 sólo cambie un poco con respecto a 2021.
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Retos actuales del sector vinícola
«La sobrecarga de las cadenas de suministro y el aumento de los precios son los mayores retos a los que se enfrenta el sector».
La recuperación económica global después de la crisis de la COVID-19 está provocando grandes aumentos de los costes para la energía, las materias primas y el transporte, así como retrasos en el transporte de mercancías a nivel mundial y, por lo tanto, también del vino. El aumento de los costes pone en peligro la rentabilidad de las transacciones internacionales de vino. El sector vinícola se enfrenta, por tanto, al reto de fijar los precios de los aumentos de costes y de pasarlos a la cadena de suministro. Dado que los presupuestos de los consumidores se someten a una mayor presión debido a la situación inflacionista, el sector se preocupa por cómo reaccionarán los consumidores del vino a los aumentos de precio. Por tanto, no se sabe hasta qué punto continuará la actual tendencia de convertir todos los productos de vino en prémium en el futuro.
«Los hoteles y los restaurantes, así como el comercio del vino, siguen sufriendo las restricciones de la comercialización debido a la COVID-19».
La COVID-19 sigue siendo un obstáculo para el comercio del vino. Las consecuencias de la pandemia ocupan el tercer lugar de los retos actuales a los que se enfrentan. Después de una primera recuperación en el verano de 2021, las nuevas variantes del coronavirus han vuelto a limitar el turismo y los negocios de eventos de forma global. Aunque para el verano de 2022 se espera que haya una gran mejora y normalización, todavía no es seguro cómo será la nueva normalidad de la vida social después de la pandemia. El comercio del vino y la gastronomía han sido menos conscientes de los efectos del cambio climático y de la regulación ecológica que los productores. Esto va acompañado de la poca concienciación del comercio vinícola por la sostenibilidad, una menor voluntad de poner precio a los productos sostenibles y comunicarlos a los consumidores.
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«El cambio climático y una regulación ecológica más estricta suponen grandes retos para los productores de vino, al mismo tiempo que la rentabilidad es más baja».
La pandemia y el verano pasado, que fue menos extremo, han debilitado la percepción pública del cambio climático. Sin embargo, el proceso del cambio climático se mantiene firme y, según la encuesta actual, supone una gran amenaza para seis de cada diez productores de vino, lo que hace que sea necesario implementar medidas de adaptación costosas. Al mismo tiempo, los productores de vino se enfrentan al reto de cumplir con la creciente regulación ecológica mediante inversiones. Con la baja rentabilidad de la mayoría de productores de vino, hacer frente a los retos ecológicos supone una carga económica, especialmente, para los pequeños negocios y, además, acelerará aún más el proceso de concentración.
Para los productores de vino, la cantidad de retos ha aumentado aún más debido al incremento de los costes globales. En Francia y Alemania, la política sanitaria europea para la reducción del consumo de alcohol se ha hecho notar. Los productores de países del Nuevo Mundo, Estados Unidos, Australia y Sudáfrica, son conscientes, sobre todo, de la guerra comercial internacional, así como de la competencia con otras bebidas (hard seltzer, cerveza artesanal) y la legalización del cannabis.
BLOQUE TEMÁTICO 2:
Viticultura ecológica y sostenibilidad
La importancia de la sostenibilidad sigue siendo notable y las partes interesadas aplican constantemente medidas para mejorar.
Desde el punto de vista del sector, los requisitos para una viticultura certificada ecológica deberían desarrollarse pensando en la sostenibilidad.
El sector exige una norma de sostenibilidad que sea uniforme, sólida y creíble.
Viticultura ecológica como pionera para la sostenibilidad
«Ya existe una gran divulgación de la viticultura certificada ecológica con grandes diferencias regionales causadas por el clima».
La viticultura certificada ecológica tiene una larga tradición y, en su esencia, regula el uso de sustancias no sintéticas para la protección de las plantas y la fertilización de la vid. El Pacto Verde de la Comisión Europea tiene el objetivo de aumentar la sostenibilidad haciendo que un cuarto de los viñedos europeos cuente con una certificación ecológica. Esto ha suscitado un debate en la industria del vino sobre el grado de sostenibilidad de la viticultura ecológica sostenible.
Los líderes del sector que han participado en la encuesta tienen una mayor certificación ecológica en comparación con la media del sector, y los valores no son representativos para los países vinícolas. Debido a la ventaja climática de los veranos secos y mediterráneos, la viticultura ecológica está más extendida en España e Italia. Un 61 % y 52 % de los líderes del sector que participaron en la encuesta cuentan con la certificación ecológica, y solo unos pocos no creen que puedan conseguirla en el futuro.
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Debido al clima húmedo y fresco que favorece las enfermedades producidas por hongos en las vides, solo el 21 % de los participantes en la encuesta alemanes están certificados como ecológicos, y la mayoría de los viticultores de Alemania y del Nuevo Mundo no creen que puedan conseguir esta certificación en el futuro.
«Las perspectivas del comercio del vino y la restauración son positivas, pero desgraciadamente también se ven nubladas por la falta de disposición a pagar de los consumidores por un vino ecológico».
La mayoría de los minoristas de vino (78 %), hoteleros (77 %) y restauradores (72 %) creen que la producción de vino ecológico aumentará en el futuro. Los que más confían en ello son los representantes de Escandinavia, Bélgica, Luxemburgo, Francia e Italia. Algunos de estos países también observan una demanda activa de los consumidores por vino ecológico. En cambio, los comerciantes de vino en los Países Bajos, Alemania y Europa del Este informan de una menor demanda de los consumidores y de una falta de disposición a pagar por vino ecológico y, por tanto, se muestran menos optimistas en lo que respecta al aumento de las ventas en vino ecológico. Por parte del comercio, la falta de disposición a pagar por vino ecológico de los consumidores y los costes de certificación encabezan la lista de las razones para rechazar la certificación. Solo un tercio del comercio y la gastronomía espera que la Unión Europea alcance su objetivo del 25 % de viñedos ecológicos.
«El sector reclama un mayor desarrollo de la viticultura ecológica para conseguir una mayor sostenibilidad ecológica».
El riesgo económico y el uso de cobre para la protección de las plantas son las dos principales razones en contra de una certificación ecológica, desde el punto de vista de los viticultores. Los viticultores creen que la sostenibilidad ecológica y económica de una viticultura ecológica es bastante crítica. En general, solo la mitad cree que la viticultura económica es ecológicamente sostenible. En España, el consentimiento es mayor con un 82 %, mientras que los viticultores alemanes son los más críticos, con solo un 41 % debido a la habitual y necesaria protección de las plantas. La sostenibilidad económica de la viticultura ecológica se valora de forma aún menos positiva. Solo el 30 % de los viticultores alemanes, el 40 % de los franceses e italianos y el 58 % de los españoles opinan que la viticultura ecológica es económicamente viable a largo plazo. Una mayor disposición a pagar de los consumidores sería un requisito importante para cubrir los costes más elevados de la producción de vino ecológico en regiones que sean menos idóneas para el cultivo.
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La gran mayoría del sector reclama un mayor desarrollo de las normas para una viticultura ecológica para adaptarlas a un concepto más amplio de sostenibilidad ecológica. Todos los países vinícolas comparten esta demanda, ya que 8 de cada 10 productores están de acuerdo en que es un aspecto que se debe seguir desarrollando. Los minoristas de vino y restauradores suelen tener una idea menos detallada de las condiciones de producción de la viticultura ecológica. Sin embargo, no son menos críticos con la cuestión de la sostenibilidad de la viticultura sostenible: 7 de cada 10 representantes del comercio del vino y la restauración piden un mayor desarrollo de la viticultura ecológica para la sostenibilidad.
La sostenibilidad sigue siendo importante para el sector vinícola y se aplica con medidas concretas
«La pandemia no ha debilitado la importancia de la sostenibilidad para el sector vinícola, sino que la sostenibilidad económica es la más importante».
Al principio de la pandemia, los expertos del sector temían en el último ProWein Business Report que los retos de la COVID-19 limitaran el afán del sector por la sostenibilidad. Por suerte, no ha ocurrido. En comparación con 2019, la sostenibilidad sigue considerándose importante desde la perspectiva del sector.
De los tres pilares de la sostenibilidad, el económico para la supervivencia de las empresas a largo plazo es la dimensión de la sostenibilidad más importante para el sector vinícola. Solo las empresas que son económicamente viables y que tienen éxito pueden invertir en sostenibilidad ecológica y social.
«El Nuevo Mundo y Francia son líderes en la sostenibilidad de los productores».
Al ser un concepto más reciente, la certificación de la sostenibilidad aún no está tan extendida en la viticultura ecológica. Los líderes de ello son el Nuevo Mundo y Francia, donde cerca de la mitad de los viticultores que participaron en la encuesta ya cuentan con una certificación de sostenibilidad. En España, Italia, Portugal, Austria y Grecia, entre el 40 y el 50 % de los encuestados se plantean conseguir una certificación sostenible en el futuro. De las empresas de cooperativas y bodegas más grandes, un tercio ya cuenta con una certificación sostenible o está en proceso de conseguirla. Entre las explotaciones más pequeñas, la disposición sigue siendo todavía menor. En Alemania, donde muchas empresas pequeñas también participaron en la encuesta, la mayoría aún no puede plantearse conseguir una certificación sostenible.
La conciencia por una certificación sostenible es menos notable en el comercio del vino y la restauración. Suecia y Finlandia, donde más del 30 % de las empresas ya están certificadas en cuanto a sostenibilidad, son los líderes en comparación con Noruega (27 %), Francia (21 %) y Austria (16 %). En Europa central, uno de cada diez de los países vinícolas y restauradores encuestados cuenta con la certificación de sostenibilidad: Dinamarca (11 %), Bélgica (9 %), Países Bajos (8 %) y Alemania (7 %).
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«Ya hay muchas medidas concretas para la mejora de la sostenibilidad en la viticultura».
Los viticultores encuestados declararon haber aplicado sobre todo medidas para la sostenibilidad ecológica. Un total de dos tercios de las bodegas encuestadas han reducido el uso de herbicidas (Francia y Austria lideran con un 80 % y le sigue España con un 74 %) y han adoptado activamente medidas para aumentar la biodiversidad (Estados Unidos 78 %, Francia 72 % y Alemania 61 %). En total, la mitad de las empresas han reducido el uso de pesticidas (Nueva Zelanda 100 %, EE. UU. 90 %, Francia 80 % y España 70 %), y casi una de cada tres empresas utiliza menos agua (Sudáfrica 90 %, Nueva Zelanda 50 % y Portugal 40 %). Debido a los altos costes de inversión, el uso de la tecnología digital para un uso óptimo del agua, los fertilizantes y los herbicidas apenas se ha extendido hasta ahora. Los países del Nuevo Mundo (Australia 50 %, EE. UU. 33 % y Sudáfrica 33 %) son los líderes, por delante de los países del Viejo Mundo (España e Italia 22 %, Francia y Portugal 17 %, Alemania 11 %).
«Los minoristas de vino y los restauradores también adoptan medidas concretas en sostenibilidad, aunque todavía hay mucho que hacer para apoyar a los productores a través de la clasificación y comercialización».
Hasta ahora, los minoristas de vino y los restauradores han centrado sus medidas en el ahorro de recursos. Por ejemplo, en el ahorro de papel mediante la digitalización de una de cada dos empresas, la prevención de residuos (Noruega y Portugal 50 %, Finlandia, Suecia y España 45 %), la reducción de energía (Suecia 43 %, Finlandia 35 %, Alemania 28 % y Bélgica 26 %), la optimización de la cadena de suministro para reducir el CO2 (Luxemburgo 45 %, Noruega 36 % y Suecia 32 %) y el cambio a un proveedor de energía neutral en CO2 (Suecia 25 %, Italia y Bélgica 24 %, y Austria 18 %).
Además, los comerciantes de vino y restauradores tienen un papel esencial a la hora de clasificar, comercializar y comunicar productos sostenibles a los consumidores. Hasta ahora, gran parte de los minoristas afirman comercializar principalmente vinos certificados como ecológicos o sostenibles como parte de su gama de productos (Suecia 67 % de los minoristas, Francia 60 %, Finlandia 57 %, Polonia y Luxemburgo 55 %, Reino Unido 52 % e Italia 47 %). Mientras que uno de cada cuatro productores de vino declara que utiliza envases alternativos, en general solo uno de cada diez minoristas y restauradores los ha clasificado para su comercialización. Hay grandes diferencias regionales, con un claro liderazgo de los países monopolistas del norte (Suecia 57 %, Finlandia 48 %, Noruega 43 %, Canadá 30 %, Reino Unido 24 %, Francia 20 % y Alemania 4 %). Dado que la producción y el transporte de las botellas de vidrio son responsables de un tercio a la mitad de las emisiones de CO2, los comercios minoristas deberían tener una mayor responsabilidad por apoyar productos sostenibles.
Se exige una norma de sostenibilidad uniforme y creíble
«El sector exige una norma uniforme y creíble».
El sector está de acuerdo en que los consumidores no pueden entender ni diferenciar entre la multitud de certificaciones ecológicas y sostenibles. Ocho de cada diez expertos del sector exigen que haya una norma sobre sostenibilidad uniforme y sólida que se pueda comunicar de forma colectiva a todos los consumidores.
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Para el sector, el requisito más importante para los certificadores de sostenibilidad es la credibilidad, la independencia y el control crítico de la información presentada para la certificación. En segundo lugar, vienen los consejos y sugerencias sobre cómo mejorar la sostenibilidad del negocio. Según los participantes en la encuesta, las certificadoras también deberían apoyar la investigación de medidas sostenibles y crear una red de intercambio de ideas de buenas prácticas entre empresas.
La motivación de los productores y comerciantes para una certificación sostenible está impulsada principalmente por su propia convicción e interés personal en la sostenibilidad como sistema global. Este interés de las empresas debe incrementarse mediante información más precisa. La definición poco precisa de la sostenibilidad y el peligro del lavado de imagen verde son los mayores obstáculos para conseguir la certificación, seguidos de la falta de disposición a pagar de los consumidores y los elevados costes de certificación.
«Se exige una certificación como vía conjunta de regulación política».
Con 8 de cada 10 empresas, la mayoría absoluta de los expertos del sector saben que el sector vinícola todavía tiene una clara necesidad de mejora en cuanto a la sostenibilidad. Uno de cada dos encuestados considera que la normativa gubernamental vinculante (como la prohibición de los herbicidas) es más eficaz que los compromisos de las organizaciones por la sostenibilidad. En especial, las empresas que ya están certificadas en temas de sostenibilidad, o que están en proceso de conseguir la certificación, exigen que haya una normativa estatal adicional. Desde el punto de vista de estas empresas especialmente interesadas en la sostenibilidad, la certificación y la normativa estatal se complementarían y no se sustituirían. Sin embargo, desde el punto de vista de los productores de vino, existe el peligro de que esta regulación sostenible provoque distorsiones entre la competencia debido al aumento de los costes. Uno de cada dos productores de vino teme a la competencia debido a las importaciones de vino de países con normativas de sostenibilidad más relajadas, y exige compensaciones, como restricciones en la importación de vino sostenible.
«La sostenibilidad complementa a los productos ecológicos del futuro».
La viticultura ecológica ha allanado el camino hacia una mayor sostenibilidad en el sector vinícola. La sostenibilidad global va un paso más allá e incluye también medidas para reducir los gases de efecto invernadero, así como para ahorrar agua y energía, así como la sostenibilidad económica y social. Una gran parte de los líderes del sector encuestados pueden imaginarse esa certificación de sostenibilidad, o ya la tienen. Los resultados de la encuesta del ProWein Business Report indican que la sostenibilidad es un complemento a «los productos ecológicos del futuro». Las empresas vinícolas que ya cuentan con una certificación ecológica y sostenible han aplicado, según sus declaraciones, más medidas de sostenibilidad ecológica que las empresas que están certificadas solo como ecológicas.
Un sector vinícola sostenible solo tendrá éxito si todas las partes interesadas trabajan juntas a lo largo de toda la cadena de valor añadido y pueden también convencer a los clientes del valor de la sostenibilidad. Para ello, el comercio del vino y la restauración deben cumplir todavía más con su papel de embajadores y comunicadores de la sostenibilidad y contribuir a que se venda más vino sostenible.
ProWein encargó el estudio al Instituto sobre la gestión del vino y las bebidas de la Universidad de Geisenheim bajo la dirección de la profesora Simone Loose y su equipo. La Universidad de Geisenheim es conocida en todo el mundo por su investigación y enseñanza en el campo de la enología. El curso de MBA "Gestión en la industria del vino" es la última incorporación al programa de estudios de la universidad.
ProWein y la Universidad de Geisenheim esperan continuar con éxito el ProWein Business Report en el próximo año. De este modo, ProWein ofrece al sector del vino un indicador de mercado único en el mundo como serie temporal a largo plazo y responde a importantes preguntas del sector con temas específicos anualmente. Queremos dar las gracias a los participantes de la encuesta y esperamos que los productores y minoristas de vino sigan participando en ella.
Si lo solicitan, cada participante recibirá gratuitamente el ProWein Business Report completo.
Nota para los editores: El material fotográfico actualizado está en www.prowein.de.